Menuda castaña de Nochebuena

jueves, 24 de diciembre de 2009

Lamento parecer... Mmm, rara, pero odio las cenas y comidas familiares.
Son lo más hipócrita del mundo. No sé en el caso de los demás, pero quedar una única noche para comer con familiares, con gente, que no ves desde el año pasado... ¡Pues qué quieres que te diga! ¡Una pollada como una casa!
Y es que no nos tiene por qué gustar a todos. La familia no se escoge. Si te echan en cara "es que prefieres pasar más tiempo con tus amigos que con nosotros"... Ey, yo no os elegí como familia. No tenéis por qué caerme bien. Lo lamento. Y no creo que sea algo tan trágico ni herético.
Por eso pienso que cada mochuelo a su olivo. Si no quieres ir a una cena familiar, y tienes la posibilidad de no ir... No vayas. ¿Que te reprochan? Creo que no está prohibido, ni está escrito en ningún sitio que haya que ir obligatoriamente.
¿Que se va para quedar bien? ¡Jolín! ¡La de veces que habremos quedado mal sin saberlo por otras tantas cosas! ¿Qué debe importarnos lo que piensen de nosotros?
Son cosas que no entiendo. La religión se antepone al sentido común (porque, a fin de cuentas, en Nochebuena la gente se reúne a causa del motivo religioso), algo que ya no veo que sea razonable hoy día. Yo no soy religiosa, ¿por qué tengo que seguir las fiestas católicas? Pues no tengo ganas.
Desde mi punto de vista, son situaciones odiosas que a veces nos llevan al descontento. A mí, porque soy un moco y me obligan, que si no...
A ver quién iba a ir a las cenas familiares.